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Alianzas que intimidan… y que se rebuscan

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Abanderarse de ciertos temas sensibles para los colombianos, en especial para los cordobeses, como es el de corrupción, trae sus ‘utilidades’ financieras, mediáticas y hasta políticas. Pero el lado más ruin de estos inesperados ‘adalides’, es ver las despreciables alianzas que conforman, con el supuesto fin, de ‘atacar’ a este nefasto fenómeno que está carcomiendo a Colombia entera.

Hay dos personajes en Córdoba; uno, un ex convicto, condenado y preso por estafa, que cuando no delinque está fungiendo como periodista y hasta le dicen doctor; la otra, una perdedora de dos elecciones populares, una a alcaldía y otra a gobernación, que posee un reconocido y aterrador poder de intriga, que ha llegado hasta la misma Casa de Nariño, y que desde el gobierno Uribe lo ejerce a su antojo. Bueno, estos dos ejemplares de la pulcritud y la rectitud en Córdoba, que a lo mejor son compadres, son ahora los catones morales del Departamento. Han sufrido un súbito ataque de moralismo y de anticorrupción, al punto que Julio Sánchez Cristo, el mismo de ‘La W’, se prestó, o fue embaucado, para coordinar esta aparente arremetida en contra de las posibles irregularidades que se han cometido, o se cometen, en la Corporación Regional Autónoma de los Valles del Sinú y del San Jorge, CVS.

Que quede claro desde un principio. A lo mejor es cierto que haya existido en esta entidad negligencia, falta de planeación, reforestaciones misteriosas, favorecimiento político para el Partido de la U y para contratistas, pero eso no es ni ha sido un secreto en todo este territorio. Es más, hace casi tres años varios contratos de la CVS fueron denunciados en mi programa radial, Periodismo Actual. Y nadie dijo nada.

Lo que causa estupor es que estos dos personajes, que han disfrutado por años, de las mieles de la CVS y otras jugosas entidades públicas, sean hoy quienes vengan a ponerse, intempestivamente, en la otra orilla, la anticorrupción.

Esto me obliga a traer a este escrito una anécdota con Carlos Castaño Gil. Un día, a la orilla del río Sinú, esperando la llegada de un planchón, dijo: “Qué tendrá este río, que todo el que lo cruza [de la margen derecha a la izquierda] lo vuelve anticorrupto, antinarco, antibandido y antiladrón. Pero cuando se regresan al otro lado, regresan peor o igual”.

No hay temor a equívocos. Estamos viendo a diablos haciendo hostias.

Algo debe estar sucedido en las huestes de La U en Córdoba, para que hoy, quienes vivieron y han influenciado en los presupuestos de entidades oficiales se estén despedazando entre ellos. Los que antes fueron socios estratégicos ahora son enemigos acérrimos. Me cuesta creer que estas diferencias las hayan generado motivos altruistas que buscaban el bienestar de los cordobeses más necesitados.

Tal vez todo esto, opino yo, más bien haga parte de una maquiavélica estrategia mediática, para asegurarse unos futuros trofeos burocráticos, que se llaman: Hospital San Jerónimo, Universidad de Córdoba y hasta la misma CVS, por si hay elecciones en agosto, por sólo mencionar estas tres.

Atacar a la corrupción, mediáticamente, da ‘frutos’, entre los que se encuentra el de ‘blindarse’ y ‘mostrarse’ ante la ciudadanía, los medios de comunicación y el presidente Santos, como personas comprometidas con la honestidad y el buen gobierno. Esta hipócrita estrategia, que les permite encontrar eco ante algunos periodistas del interior, que muchos ni saben si Urabá pertenece a Córdoba o Antioquia, les ayuda a ‘posicionarse’ ante el poder central como los únicos honestos de Córdoba. Estos comunicadores, a lo mejor les seguirán el juego, sin saber que están es haciendo parte de un perverso ajedrez de repartija burocrática. Y creyendo, ingenuamente, que están ayudando a una noble causa.

Los cordobeses deben tener en claro que a estos sorpresivos adalides no los mueve ninguna actitud filantrópica que busque la defensa de los intereses del Departamento. Ese comportamiento bondadoso es propio de una estirpe de ciudadanos que han hasta ofrecido su vida por defender los intereses de su comunidad. Se me viene a la mente el nombre de muchos veedores asesinados, en especial, el de Cantero en Lorica. No, ese diabólico dúo, que ha empezado con esta engañosa maniobra, va es por el queso, no a cuidarlo.

Lo más probable es que la próxima semana, si es que ya no se lo hicieron saber ayer al Ministro del Interior, es que denuncien serias amenazas de muerte en contra de sus vidas, a raíz de haberse atrevido a denunciar lo indenunciable, la corrupción rampante, según ellos, en la CVS. Razón por la cual exigirán la inmediata protección del Estado y que se les asigne carros blindados, ya que próximamente estarán poniendo en conocimiento del país otros hechos de corrupción. Al día siguiente será noticia nacional y las fundaciones de libertad de prensa se pronunciarán de manera vehemente. Y con ello, habrán logrado el ‘blindaje’ que buscaban, para comenzar la segunda parte del plan. Créanme, esto es como en las telenovelas, por capítulo.

Aunque, aquí ha hecho carrera, que todo aquel que se ponga a ladrar le meten un hueso de paleta, y bien carnudo, en la boca. Razón por la cual, y no se vayan a extrañar, que dentro de pocos días, todos, víctimas y victimarios, se sienten en un quiosco a repartirse un suculento sancocho de hueso carnudo.

Es común escuchar a muchísimos cordobeses hablar de corrupción y decir que todos los funcionarios son corruptos. No hay nada más erróneo. Hay miles de servidores públicos honestos a toda prueba. Su problema es el silencio ante las barbaridades que cometen sus compañeros. Sufren de una maligna solidaridad de cuerpo.

Por todas estas acciones es que desde Bogotá siempre nos miran como los principales corruptos de Colombia, y a lo mejor no es así. Pero es que hablar de corrupción, sin aportar prueba alguna, es lo más fácil de la vida.

Hay temas que se ponen de moda y a lo mejor es porque dan votos o sintonía. Hay mucha gente que le gusta hablar de anticorrupción, pero por la noche se meten a la casa del congresista a que lo ayude a que le den la próxima concesión o licitación vial. Hay gente que le gusta decir que todo lo de ellos es legal, pero en los muelles tienen 10 contenedores con mercancía de contrabando. Hay gente que condena el narcotráfico, pero se buscan la manera que el mafioso los invite a la próxima bacanal en donde inaugurará una novedosa piscina de dos pisos. Y hay periodistas que se pegan en un micrófono a señalar presuntas irregularidades, pero en la noche están recogiendo cajas de dinero en efectivo en la casa de su víctima de turno para dejarlo quieto.

Tenemos cruzados los valores. Y como dice el doctor Raymundo Berrocal Escobar, mi asesor en estos temas, “los burros se buscan para rascarse”. www.antoniosanchezjr.com Siganos en Twitter @Tonsanjr

Para que Conste. Los invito respetuosamente a ver, a partir de la próxima semana, el programa televisivo: Perfiles con Toño Sánchez Jr. Que se emitirá por TV Cinco (Irradiado canal 44), CNC (Global canal 11) y CM (Telmex canal 2).

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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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