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Jaragüay, Las Tangas, Los Campanos y La 35

Hay tierras en Colombia, que tienen para con las regiones en donde están ubicadas, una deuda de sangre impagable, que las hace sensibles a cualquier discusión: Jaragüay, Las Tangas, Los Campanos, La 15 y La 35, por sólo mencionar estas en Córdoba, son prueba reina de lo que afirmamos.

Hay que precisar que estas propiedades tenían un nombre de combate, que las hacía aún más temibles. Jaragüay, era 'La Siete', adonde llegaban los Castaño cuando se venían por Volador; Las Tangas, era 'La Dos', esta fue la 'Joya de la Corona', de aquí se derivó un terrorífico nombre que hizo temblar a guerrilla y no guerrilla: 'Los Tangueros'; y Los Campanos, era 'Cincuenta', aquí se entrenaron los primeros hombres de Fidel, los instructores llegaron desde Puerto Boyacá. Tiempo después, esta última, se convirtió en la oficina principal de Carlos Castaño, allí vivió. Y aquí era donde recibía a ciertas personalidades del país.
Cuando Fidel Castaño Gil compró estas miles de hectáreas en Córdoba, ¿lo haría con la intención de crear la más feroz organización antisubversiva de este país: las Autodefensas Unidas de Colombia o los Paramilitares, como les gusta llamarlos a muchos? Esta respuesta se la llevó a la tumba. Pero todo parecía indicar que lo que buscaba era una región en donde vivir una nueva vida como próspero hacendado y ganadero. Y desde 1983 quiso aparentarlo cuando le compró Las Tangas al agricultor y ganadero Roger Ballesta. Cruel historia que aún no se ha contado.
Pero todo cambió en enero de 1987, cuando una alianza EPL-Farc, envió una 'comisión', integrada por cinco guerrilleros, entre ellos una mujer, a matar a Fidel Castaño, quien se encontraba en la finca Jaragüay pesando un ganado. Todos los subversivos murieron en la acción. Testigos de los hechos, a la fecha de hoy, ni se atreven a afirmar ni a desmentir que algunos guerrilleros fueron capturados con vida.
Después de esta acción es cuando Fidel Castaño decide viajar al Magdalena Medio, más precisamente, a la llamada Capital Antisubversiva de Colombia, Puerto Boyacá. Era el fortín del paramilitarismo puro. Que estaba al mando de Henry de Jesús Pérez. Y era la zona de resguardo de 'El Mejicano' y de Pablo Emilio Escobar, 'El Patrón'.
A su regreso, Fidel llegó con varios instructores a Jaragüay y a Las Tangas. Nada volvió a ser igual en Córdoba. Empezó una cruenta guerra.
Estas fincas, con el pasar del tiempo, se convirtieron en sinónimos de guerra y despojo.
Pero en 1991, luego de un proceso de paz, respaldado por el Gobierno Nacional, en cabeza de los presidentes Virgilio Barco Vargas (fallecido) y César Gaviria Trujillo, las haciendas Jaragüay, Las Tangas y Los Campanos fueron parceladas y entregadas a centenares de familias campesinas para que las trabajaran. Todo se hizo a través de una Fundación, que en ese momento fue avalada y legalizada por el Estado, Fumpazcor. A la fecha de hoy nadie ha podido demostrar, ni el Estado, que esta Fundación era ilegal para 1991. Es más, contó con el aval de los gobiernos mencionados.
Fidel Castaño puso como condición que nadie podía vender las tierras antes de 10 años. Pero en enero de 1994, en misteriosos hechos, Fidel cayó en un aparente enfrentamiento con unos subversivos. Asumieron el mando, sus hermanos, Vicente y Carlos.
Pero como en la paz tampoco hay dicha completa. Para 1997 estos parceleros fueron obligados a vender, a millón de pesos hectárea, y a salir de la región. Nuevamente estaban en la calle y mendigando. Vicente Castaño ordenó que todos debían venderle a un compadre suyo, Nicolás Vergonzoli.
Desde hace más de tres años, en Justicia y Paz, varios jefes de autodefensas han venido denunciando y documentando la manera de cómo estos parceleros, que tienen títulos, fueron obligados a vender y a salir de la región. Razón por la cual estas fincas en mención terminaron en lo que era Estupefacientes o a manos de Acción Social (Departamento para la Prosperidad Social). Pero jamás han sido restituidas a los parceleros que tienen los títulos.
Hoy, por esos 'negocios' de la vida, estas extensas haciendas están siendo explotadas por particulares, a los cuales Acción Social o Estupefacientes, se las entregó por unos 'comodísimos' e irrisorios arriendos. Estas utilidades llegan es a los bolsillos de todos los que hacen parte de los eslabones estatales del manejo de tierras en Colombia. ¿Esto es a lo que el presidente Santos llama Prosperidad Social? A lo mejor.
En todo el territorio nacional hay víctimas de esta absurda guerra, mata pobres, y que ha dejado más miseria y hambre que conquistas. Los cordobeses hemos sido estigmatizados, por todos los empolvados miembros de los diferentes gobiernos nacionales y el periodismo capitalino; que nos ven como los culpables de todos los males de la nación, porque en nuestras tierras se asentaron todos estos grupos al margen de la ley. Razón por la cual, para ellos, sería inaceptable restituir estas tierras a los parceleros que han demostrado que tienen títulos.
Como lo planteamos desde un inicio, es en las tierras cordobesas en donde más se ha sufrido con este conflicto y no sería justo que no se reparara a los cordobeses con las tierras de los Castaño Gil. Lo reitero, es una deuda de sangre impagable, pero al menos algo sería con la restitución de las tierras.
No podemos dejar pasar por alto de que existen muchos avivatos que van a querer pescar con este sensible tema de la Ley de Víctimas y la Restitución de Tierras. Hay mucha gente que vendió honestamente sus tierras en un pasado y ahora quieren decir que fueron obligados. El Estado está en la obligación de no permitir que triunfe la mentira en estos procesos. Aquí no todos son "pobres campesinos". También hay honrados finqueros que fueron despojados y tienen todo el derecho a reclamar y a que se les restituya si es del caso.
Y no puedo terminar sin referirme a la repugnancia que causa un sujeto como Iván Cepeda, que sólo viene a Córdoba es a sembrar resentimientos y odios en nuestra gente. Para reclamar por la tierra no se necesitan de cepedas ni de carroñeros, que viven del dolor ajeno, y del propio, para rebuscarse. Este oscuro personaje por qué no sale y condena a las Farc por utilizar la franquicia que le ha dado tanta utilidad a él y a la guerrilla, como es el nombre de la columna guerrillera 'Manuel Cepeda Vargas'. Por qué no le pide al frente de las Farc 'Manuel Cepeda Vargas' que restituya las tierras a los campesinos en donde delinquen. ¿O es que ellos no desplazan?
Hay unos vampiros, como este sujeto, que viven de la desgracia ajena y propia. Y créanme, ellos son los menos interesados de que haya perdón y reconciliación entre los cordobeses, ya que se les acaba el discurso y los ingresos. No permitamos que estos despreciables vividores del conflicto nos sigan envenenando el corazón y el alma.
A las autoridades les pido públicamente que protejan a todas las personas que están reclamando sus tierras. Ya que lo que más desean esos vampiros es más sangre inocente, para justificar sus sesgados 'discursos sociales'. Y a la Fiscalía, también le pido, que desenmascare a todos aquellos avivatos que quieren quedarse con tierras sin tener derecho alguno. Y a todos los compradores de tierras, que lo hicieron de buena fe, no se dejen amedrentar. Salgan a demostrar sin miedo su buena fe.
Para que conste. Todos esperamos que las alcaldías nos hagan todo. Pero qué hacemos nosotros por nuestra ciudad, por nuestro barrio, por nuestra calle, por nuestro vecino… A lo mejor, nada. ¿Eso es correcto?
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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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