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Una ansiada carta de Navidad

Todas las Navidades son especiales, pero esta lo es aún más porque coincide con el fin de un período de gobierno e inicio de otro; esto quiere decir que los sueños, ilusiones y esperanzas crecen más de lo normal para este tiempo. Por ello, y aprovechando esta hermosa época del año, hago una pública carta de Navidad. Como creo que existe un Dios, que hizo todas estas maravillas, que el hombre ha ido destruyendo, iniciando por él mismo, dirijo esta carta a ese Supremo Rey.
- Que nos ponga en nuestro corazón el deseo de ser mejores personas, para así ser ciudadanos más solidarios con nuestros paisanos. Que nos duela la desgracia ajena, para así poder ayudar a mitigarla.
- Que nos enseñe a disfrutar más de los éxitos y triunfos de los demás, así sean pequeños, y no a regocijarnos con el mal o derrota del otro.
- A ser mejores hijos, padres, madres, abuelos, nietos, amigos, esposos, novios, estudiantes, trabajadores, conductores y vecinos, entre muchos roles (cada quien le cambia el género a cada palabra). Y por qué no, también, a ser mejores adversarios.
- Aprender a no personalizar nuestras diferencias, criterios y opiniones. Aceptar lo opuesto, el disenso y respetar las posiciones contrarias.
- Aprender a tener el valor para ser verdaderos ciudadanos con responsabilidad comunitaria. Esto es, reclamar por nuestros derechos. Exigir a nuestros gobernantes que cumplan el objeto social del Plan de Desarrollo que nos presentaron en elecciones. Exigirles que construyan un mejor Departamento y una mejor Montería.
- Aprender a no pelear y enemistarnos con los demás por cuestiones de política.
- Aprender de una vez por todas a distinguir quiénes son los buenos y quiénes son los malos. A los honestos de los corruptos. A los comerciantes honrados de los mafiosos y lavadores de dinero del narcotráfico. (Una sociedad que no diferencia malos de buenos labra y vive su propio infierno en la tierra).
- Aprender a disponer nuestro corazón para aceptar a las víctimas del conflicto colombiano, de un lado y de otro, y respetarlas. No tenerles lástima, porque eso es revictimizarlas, más bien intentar ponernos en su lugar y ayudarlas.
- Aprender a recobrar lo que se conoce como reproche social y condenar lo que está mal y celebrar lo que se hace bien.
- Aprender a decirle a nuestros hijos que el dinero, que una cuatrimoto o que una Toyota cuatro puertas no lo es todo en la vida.
- Aprender hablarles a nuestras hijas que iniciarse a temprana edad en la vida sexual no las llevará a una vida plena y llena de respeto por los demás. Igual para nuestros hijos.
- También aprender a decirle a nuestras hijas, cuando salen profesionales de la universidad, que no tienen que acostarse con el jefe por un puesto. (Aquí en Montería en un edificio que está en la 27 con segunda esto se convirtió en una pervertida norma, por citar sólo una edificación de tantas cercanas que hay por esa área).
- Aprender a tener la valentía para decirle a los rectores de colegios públicos y privados que están formando a unos jóvenes inseguros y mediocres, que no les gusta la lectura y no tienen el más mínimo amor por el conocimiento. Exigirles más calidad educativa, así nosotros, como padres, no la hayamos tenido.
- Grabar en la tabla de nuestro corazón que la mejor 'droga', que la mejor 'lotería', que la mejor 'herencia', que el mejor 'golpe' y que el mejor 'contrato' que hacemos en la vida es fomentar en nuestros hijos una buena educación.
- Aprender a exigirle a los alcaldes que inviertan en calidad educativa y en investigación, ciencia y tecnología. Allí está la más grande Bendición, el conocimiento.
- Que todos los alcaldes y gobernador entiendan que invertir en el deporte y la recreación es una oportunidad para arrebatarle a la calle, al vicio y a la delincuencia un potencial 'cliente'.
- También debemos pedir para que las empresas que venden bienes y servicios traten a los clientes, usuarios o compradores con respeto.
- Exigirle a todas las empresas que se han enriquecido en las tierras cordobesas que tengan un mínimo sentimiento de Responsabilidad Social Empresarial. ¿Qué hacen ellas por nuestra ciudad y Departamento? (Responsabilidad Social Empresarial, RSE, jamás puede confundirse con obras de caridad o comportamientos altruistas. Es que yo regalo todos los años unos mercados, eso no es RSE. Yo me refiero es a ese compromiso de retribuirle a la sociedad 'algo' por haberme permitido crecer y enriquecerme en una región. Es que yo genero tantos puestos de trabajo y pago todos los parafiscales, eso sí que menos es RSE).
- Aprender a querer y respetar a nuestra ciudad. A dejar de aplicar el perverso razonamiento de que si todo el mundo lo hace por qué yo no puedo hacerlo.
- Aprender a ceder la vía a otro vehículo. A detener el carro para que pase el peatón. A respetar el espacio público y los paraderos.
- Pedirle a Dios que nos enseñe a decir perdón, excúsame y gracias. A elogiar a los demás cuando se lo merecen y a decir más cosas buenas de los demás.
Personalmente quiero ofrecer excusas a todas las personas que se hayan sentido agredidas por mi manera de hacer periodismo, tengan presente que no es nada personal. Pero si aún así se sienten ofendidas, reitero mis excusas. Y por supuesto que en mi personal Carta estará pedir para aprender a ser cada día mejor periodista y mejor persona.
Que Dios les conceda todos los deseos que tengan en sus corazones y Feliz Navidad.

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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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