Damnificados por el invierno, entendidos e ingenieros no alcanzan a comprender cómo estos barrios se inundan, igual o peor, después de una obra de más de 9 mil millones de pesos hecha por la CVS.
Por TOÑO SÁNCHEZ Jr.
Mientras los ex alcaldes de Montería tratan de salvar su ‘legado’, con respecto a que ninguno compró los terrenos en donde decenas de familias tienen el agua al cuello, la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge, CVS, pasa de agache en lo que tiene que ver con la ejecución de un contrato de más de 9 mil millones de pesos, que iría a solucionar el problema de las inundaciones en Villa Jiménez y sus alrededores.
Iniciemos con las tierras. Hasta la fecha nadie “se adjudica” la compra de los terrenos en donde ubicaron a cientos de familias. Es uno de los secretos mejor guardados de la irresponsabilidad de nuestros mandatarios. Se supo, desde el mismo momento en que se iban a adquirir esas tierras, que no eran aptas para construir barrios. Pero como lo más importante era el negociado, la coima o la comisión decidieron comprarlas sin escuchar recomendación alguna. Un veedor en su momento, el abogado Raymundo Berrocal Escobar, dijo: “Con tal de rebuscarse hubiesen comprado hasta una zona de arenas movedizas”.
Aquí quiero ser claro en el sentido de que los propietarios que vendieron sabían que esas tierras eran unos bajos, que se inundaban con facilidad en invierno. Y qué mejor oportunidad se les presentó cuando encontraron a alcaldes venales, que sin importarles las consecuencias, se las compraron.
Aquí el problema para los que vendieron sería de conciencia, si es que la tienen, que lo dudo. Pero era obligación de las Administraciones Municipales vigilar que los terrenos fuesen los más adecuados. Dirán los vendedores hoy, para salvar su participación, que ellos no le pusieron un revólver en la cabeza a los alcaldes para que compraran. Y tienen toda la razón. A lo mejor lo que sí le pusieron fue una ‘tula’… en donde iban las “escrituras”.
Pero regresemos a la realidad. Las tierras fueron compradas y ningún alcalde hizo un plan de mitigación de inundaciones. No se necesita de ser un experto ingeniero para saber que las aguas que caen en invierno para el sector de Sierra Chiquita, una parte cae hacia el río Sinú y la otra corre hacia esa zona en donde esta Villa Jiménez, Furatena y Villa Paz, entre otros barrios. Dicen los viejos de esa zona, que esos eran humedales y zonas de amortiguamiento de agua, pero como en un pasado eran pastizales con vacas, nadie se veía afectado. Solo el finquero, que debía sacar sus ganados del área inundada.
No quiero tirármela de meteorólogo, pero en bachillerato mi profesor de geografía nos enseñó, hasta la saciedad, que nuestro país, como otros, estaba en lo que se conoce como la Zona de Convergencia Intertropical. Por lo cual está sometido a dos ciclos climáticos, esto es, invierno y verano. Estos temas eran pregunta fija en las previas y exámenes finales.
Por tal razón, Montería tiene al año dos ciclos de lluvias. Reitero, no estamos redescubriendo la rueda ni el fuego, pero esto tan obvio ha sido imposible de entender por los mandatarios de aquí y por la CVS. Y a pesar de lo elemental e irrebatible del tema, todos los años cientos de familias son golpeadas inmisericordemente por las inundaciones.
Y cada año las excusas son las mismas: Unos dicen que allí no debían haberse construido esos barrios. Otros, que esa era zona de humedales y que hay que recuperarlos y trasladar a los residentes. Y hay algunos que ni les importa que esa gente se inunde y sufra. Quien los mandó a ser ‘limpios’, querrán decir.
Pero sigamos. Es fácil sacar el promedio de precipitación multianual en Montería. Aproximadamente cae por año entre mil 150 y mil 250 milímetros (www.kalipedia.com – www.ingeominas.gov.co). La pregunta es: si este año cayó la misma cantidad de agua que en el año 2000, por qué hoy se inundan más estos barrios.
Además, y lo más grave, hace tres años la CVS hizo la más grande inversión que se conozca en unos canales, más de 9 mil millones de pesos contrató, y los habitantes hoy están peor. Nuevamente la pregunta: Por qué hoy se inundan más estos barrios, en los que, dizque, la CVS invirtió más de 9 mil millones de pesos. ¿Qué obra hicieron? ¿Cómo fue el proceso licitatorio? ¿Estuvo amañado? ¿Quién se la ganó? ¿Quién fue el interventor? ¿Por qué no salen a defender la obra, que dicen haber hecho?
Qué situación más curiosa y hasta paradójica, la CVS coge a un pobre tipo con un morrocoy y sale enseguida a fotografiarlo y a publicar enseguida en una página entera su ‘heroica’ acción. Por qué no ha salido a publicar qué ha pasado con estos canales.
Saben lo que salió a decir el Director de la CVS y su Secretario General, que si no fuera por las obras que hicieron estarían más inundados. Ellos lo que verdaderamente quisieron decir, en términos sinuanos, fue: Y qué más quieren, no joda. Den gracia que no los dejamos ahogar.
Estas dos luminarias de la CVS no entienden, y jamás lo harán, no tienen “células grises” para ello, que los habitantes de estos pobres barrios no querían que el agua les bajara del cuello a la cintura, lo que esperaban era que estas obras no permitieran que se volvieran a inundar. Además, que la CVS NUNCA dijo que estas obras no iban a solucionar el problema de las inundaciones.
Lo cierto es que el Director y Secretario de la CVS saben más de otra cosa que de inundaciones. El primero de violencia intrafamiliar y el segundo de patrocinar periodismo de calumnia, injuria e infame.
En la ´segunda entrega de este tema les contaré, “toque por toque, jugada por jugada”, cómo fue este tumbe que tiene aun más en la miseria a varios barrios del sur de la ciudad.
Y a todas estas por qué el Alcalde no ha salido a reclamar por esta inservible obra.
Mientras los ex alcaldes de Montería tratan de salvar su ‘legado’, con respecto a que ninguno compró los terrenos en donde decenas de familias tienen el agua al cuello, la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge, CVS, pasa de agache en lo que tiene que ver con la ejecución de un contrato de más de 9 mil millones de pesos, que iría a solucionar el problema de las inundaciones en Villa Jiménez y sus alrededores.
Iniciemos con las tierras. Hasta la fecha nadie “se adjudica” la compra de los terrenos en donde ubicaron a cientos de familias. Es uno de los secretos mejor guardados de la irresponsabilidad de nuestros mandatarios. Se supo, desde el mismo momento en que se iban a adquirir esas tierras, que no eran aptas para construir barrios. Pero como lo más importante era el negociado, la coima o la comisión decidieron comprarlas sin escuchar recomendación alguna. Un veedor en su momento, el abogado Raymundo Berrocal Escobar, dijo: “Con tal de rebuscarse hubiesen comprado hasta una zona de arenas movedizas”.
Aquí quiero ser claro en el sentido de que los propietarios que vendieron sabían que esas tierras eran unos bajos, que se inundaban con facilidad en invierno. Y qué mejor oportunidad se les presentó cuando encontraron a alcaldes venales, que sin importarles las consecuencias, se las compraron.
Aquí el problema para los que vendieron sería de conciencia, si es que la tienen, que lo dudo. Pero era obligación de las Administraciones Municipales vigilar que los terrenos fuesen los más adecuados. Dirán los vendedores hoy, para salvar su participación, que ellos no le pusieron un revólver en la cabeza a los alcaldes para que compraran. Y tienen toda la razón. A lo mejor lo que sí le pusieron fue una ‘tula’… en donde iban las “escrituras”.
Pero regresemos a la realidad. Las tierras fueron compradas y ningún alcalde hizo un plan de mitigación de inundaciones. No se necesita de ser un experto ingeniero para saber que las aguas que caen en invierno para el sector de Sierra Chiquita, una parte cae hacia el río Sinú y la otra corre hacia esa zona en donde esta Villa Jiménez, Furatena y Villa Paz, entre otros barrios. Dicen los viejos de esa zona, que esos eran humedales y zonas de amortiguamiento de agua, pero como en un pasado eran pastizales con vacas, nadie se veía afectado. Solo el finquero, que debía sacar sus ganados del área inundada.
No quiero tirármela de meteorólogo, pero en bachillerato mi profesor de geografía nos enseñó, hasta la saciedad, que nuestro país, como otros, estaba en lo que se conoce como la Zona de Convergencia Intertropical. Por lo cual está sometido a dos ciclos climáticos, esto es, invierno y verano. Estos temas eran pregunta fija en las previas y exámenes finales.
Por tal razón, Montería tiene al año dos ciclos de lluvias. Reitero, no estamos redescubriendo la rueda ni el fuego, pero esto tan obvio ha sido imposible de entender por los mandatarios de aquí y por la CVS. Y a pesar de lo elemental e irrebatible del tema, todos los años cientos de familias son golpeadas inmisericordemente por las inundaciones.
Y cada año las excusas son las mismas: Unos dicen que allí no debían haberse construido esos barrios. Otros, que esa era zona de humedales y que hay que recuperarlos y trasladar a los residentes. Y hay algunos que ni les importa que esa gente se inunde y sufra. Quien los mandó a ser ‘limpios’, querrán decir.
Pero sigamos. Es fácil sacar el promedio de precipitación multianual en Montería. Aproximadamente cae por año entre mil 150 y mil 250 milímetros (www.kalipedia.com – www.ingeominas.gov.co). La pregunta es: si este año cayó la misma cantidad de agua que en el año 2000, por qué hoy se inundan más estos barrios.
Además, y lo más grave, hace tres años la CVS hizo la más grande inversión que se conozca en unos canales, más de 9 mil millones de pesos contrató, y los habitantes hoy están peor. Nuevamente la pregunta: Por qué hoy se inundan más estos barrios, en los que, dizque, la CVS invirtió más de 9 mil millones de pesos. ¿Qué obra hicieron? ¿Cómo fue el proceso licitatorio? ¿Estuvo amañado? ¿Quién se la ganó? ¿Quién fue el interventor? ¿Por qué no salen a defender la obra, que dicen haber hecho?
Qué situación más curiosa y hasta paradójica, la CVS coge a un pobre tipo con un morrocoy y sale enseguida a fotografiarlo y a publicar enseguida en una página entera su ‘heroica’ acción. Por qué no ha salido a publicar qué ha pasado con estos canales.
Saben lo que salió a decir el Director de la CVS y su Secretario General, que si no fuera por las obras que hicieron estarían más inundados. Ellos lo que verdaderamente quisieron decir, en términos sinuanos, fue: Y qué más quieren, no joda. Den gracia que no los dejamos ahogar.
Estas dos luminarias de la CVS no entienden, y jamás lo harán, no tienen “células grises” para ello, que los habitantes de estos pobres barrios no querían que el agua les bajara del cuello a la cintura, lo que esperaban era que estas obras no permitieran que se volvieran a inundar. Además, que la CVS NUNCA dijo que estas obras no iban a solucionar el problema de las inundaciones.
Lo cierto es que el Director y Secretario de la CVS saben más de otra cosa que de inundaciones. El primero de violencia intrafamiliar y el segundo de patrocinar periodismo de calumnia, injuria e infame.
En la ´segunda entrega de este tema les contaré, “toque por toque, jugada por jugada”, cómo fue este tumbe que tiene aun más en la miseria a varios barrios del sur de la ciudad.
Y a todas estas por qué el Alcalde no ha salido a reclamar por esta inservible obra.