Por Toño Sánchez Jr.
Así, ‘paracos’, ‘narcos’ y corruptos, nos consideran los del interior del país, los cachacos de Colombia. Según ellos, somos los parias y nos señalan, muchas veces, como únicos responsables de todos los males que aquí suceden. No hay que olvidar que también nos consideran los ‘padres’ de la corrupción. Disfrutan de que la mayoría de nuestra clase política este tras las rejas o camino a ellas. No es mentira, esta sociedad colombiana necesita de mansos chivos que le ayuden a expiar sus culpas e irresponsabilidades.
Nuevamente estamos sufriendo su castigo, nos han dejado solos, como siempre. Hoy vivimos una NUEVA y cruenta guerra. Se ‘gatillea’ a todas las horas del día, de la noche y de la madrugada. Hay un nuevo éxodo de desplazados que camina hacia los centros urbanos. En Córdoba no existe la libre movilización, por ejemplo en Planeta Rica, taxistas y mototaxistas, que violen los nuevos límites geográficos, establecidos por los grupos ilegales, “se van de cajón”. Tenemos un grupo de desesperados desmovilizados que se debaten entre quedarse en la legalidad o ceder a las ‘presiones’ de los nuevos ‘patrones’ del crimen en este Departamento. Nuestros caminos y veredas son los corredores ideales del narcotráfico para mover cientos de toneladas de alcaloide hacia las costas cordobesas. Cientos de hectáreas sinuanas están sembradas con cultivos ilícitos. El sector ganadero abandonado a su suerte, porque, dizque según esos cachacos, aquellos fueron los patrocinadores del paramilitarismo, como si no conocieran la fama de tacaños de los ganaderos de esta región, que han preferido abandonar sus tierras para no dar dinero. Y para terminar de mostrar nuestra desgracia ya el desempleo y la pobreza echaron raíces aquí.
Pero qué situación más cínica y hasta infame, si se quiere. Toda esa clase política cachaca, que nos ha crucificado por décadas y que nos abandona siempre, hoy se han beneficiado de los cordobeses.
Cuando los VOTOS son para los políticos de Córdoba, son VOTOS manchados de sangre inocente, de paramilitarismo, de narcotráfico y fruto de la corrupción. Pero cuando esos mismos VOTOS son para Rafael Pardo Rueda, Aníbal Gaviria Correa, Alfonso Gómez Méndez, Alfonso López Caballero, Héctor Helí Rojas Jiménez, Cecilia López Montaño, Gustavo Petro Urrego y Carlos Gaviria Díaz, los primeros seis del Partido Liberal y los dos últimos del Polo Democrático Alternativo, estamos ante unos VOTOS que son más cristalinos que el agua, VOTOS más blancos que la nieve, como dice el Salmo 51.
Los 11 mil VOTOS que sacó Petro en Córdoba hoy no son de una región ‘paraca’ y ‘narca’. Los más de 50 mil VOTOS de Pardo no son ahora del grupo político que tiene la mala fama de corrupto en Córdoba: Mayorías Liberales.
Ahora viene lo peor. Yo jamás escuché o leí artículo alguno de todos estos candidatos a consultas populares que versara sobre la difícil y desesperante situación que vive Córdoba. Ninguno fue siquiera solidario con nosotros los cordobeses. Ninguno se pronunció sobre la desgracia que vive el sector ganadero de acá. Mucho menos del desempleo, pobreza, desmovilizados y desplazados.
Así están las cosas. Somos ‘paras’, ‘narcos’ y corruptos cuando conviene, pero cuando vamos a las urnas a VOTAR por los del ‘interior’ somos un pueblo que ama la democracia.
Muchos celebran hoy las desgracias de nuestros congresistas. Yo más bien lo lamento profundamente, y hasta soy solidario con ellos y sus familias. Al menos antes, para bien o para mal, teníamos congresistas, así fuese para criticarlos y pedirles que se pronunciaran sobre lo que acontece en nuestro Departamento, pero ahora no hay nadie. Ni siquiera para echarle la culpa, porque los pocos que están activos, no sirven para nada.
Y lo que es peor, los congresistas que entraron a remplazar a los de Córdoba ni saben, dónde queda nuestro pueblo.
En fin, cuando el Estado colombiano, en cabeza de los presidentes Belisario Betancur Cuartas, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano, Andrés Pastrana Arango y ahora Álvaro Uribe Vélez dejaron a Córdoba en manos de los grupos ilegales y del narcotráfico, nunca hubo culpables entre ellos. Pero cuando hay que darle a la ‘galería’ unos, qué mejor que encontrarlos entre las propias víctimas: los cordobeses. Que siempre que VOTAN son los mejores ciudadanos de Colombia, pero después del domingo de elecciones, vuelven a ser los mismos de siempre: ‘paracos’, ‘narcos’ y corruptos.
Esta es una muestra más de la desgracia nuestra y de la recontra doble moral que manejan estos cachacos. Esto me hace recordar a esos medios de comunicación nacional que atacaron a Ernesto Samper Pizano y a muchos otros candidatos que tuvieron vínculos con dineros del narcotráfico o del paramilitarismo en sus campañas. Se dieron gusto cuestionándolos, pero qué situación más contradictoria, nunca – esos mismos medios - devolvieron el billete que recibieron por publicidad de esos cuestionados aspirantes. Lo mismo que sucedió con el dinero de la publicidad que pagó durante años DMG.
Así, ‘paracos’, ‘narcos’ y corruptos, nos consideran los del interior del país, los cachacos de Colombia. Según ellos, somos los parias y nos señalan, muchas veces, como únicos responsables de todos los males que aquí suceden. No hay que olvidar que también nos consideran los ‘padres’ de la corrupción. Disfrutan de que la mayoría de nuestra clase política este tras las rejas o camino a ellas. No es mentira, esta sociedad colombiana necesita de mansos chivos que le ayuden a expiar sus culpas e irresponsabilidades.
Nuevamente estamos sufriendo su castigo, nos han dejado solos, como siempre. Hoy vivimos una NUEVA y cruenta guerra. Se ‘gatillea’ a todas las horas del día, de la noche y de la madrugada. Hay un nuevo éxodo de desplazados que camina hacia los centros urbanos. En Córdoba no existe la libre movilización, por ejemplo en Planeta Rica, taxistas y mototaxistas, que violen los nuevos límites geográficos, establecidos por los grupos ilegales, “se van de cajón”. Tenemos un grupo de desesperados desmovilizados que se debaten entre quedarse en la legalidad o ceder a las ‘presiones’ de los nuevos ‘patrones’ del crimen en este Departamento. Nuestros caminos y veredas son los corredores ideales del narcotráfico para mover cientos de toneladas de alcaloide hacia las costas cordobesas. Cientos de hectáreas sinuanas están sembradas con cultivos ilícitos. El sector ganadero abandonado a su suerte, porque, dizque según esos cachacos, aquellos fueron los patrocinadores del paramilitarismo, como si no conocieran la fama de tacaños de los ganaderos de esta región, que han preferido abandonar sus tierras para no dar dinero. Y para terminar de mostrar nuestra desgracia ya el desempleo y la pobreza echaron raíces aquí.
Pero qué situación más cínica y hasta infame, si se quiere. Toda esa clase política cachaca, que nos ha crucificado por décadas y que nos abandona siempre, hoy se han beneficiado de los cordobeses.
Cuando los VOTOS son para los políticos de Córdoba, son VOTOS manchados de sangre inocente, de paramilitarismo, de narcotráfico y fruto de la corrupción. Pero cuando esos mismos VOTOS son para Rafael Pardo Rueda, Aníbal Gaviria Correa, Alfonso Gómez Méndez, Alfonso López Caballero, Héctor Helí Rojas Jiménez, Cecilia López Montaño, Gustavo Petro Urrego y Carlos Gaviria Díaz, los primeros seis del Partido Liberal y los dos últimos del Polo Democrático Alternativo, estamos ante unos VOTOS que son más cristalinos que el agua, VOTOS más blancos que la nieve, como dice el Salmo 51.
Los 11 mil VOTOS que sacó Petro en Córdoba hoy no son de una región ‘paraca’ y ‘narca’. Los más de 50 mil VOTOS de Pardo no son ahora del grupo político que tiene la mala fama de corrupto en Córdoba: Mayorías Liberales.
Ahora viene lo peor. Yo jamás escuché o leí artículo alguno de todos estos candidatos a consultas populares que versara sobre la difícil y desesperante situación que vive Córdoba. Ninguno fue siquiera solidario con nosotros los cordobeses. Ninguno se pronunció sobre la desgracia que vive el sector ganadero de acá. Mucho menos del desempleo, pobreza, desmovilizados y desplazados.
Así están las cosas. Somos ‘paras’, ‘narcos’ y corruptos cuando conviene, pero cuando vamos a las urnas a VOTAR por los del ‘interior’ somos un pueblo que ama la democracia.
Muchos celebran hoy las desgracias de nuestros congresistas. Yo más bien lo lamento profundamente, y hasta soy solidario con ellos y sus familias. Al menos antes, para bien o para mal, teníamos congresistas, así fuese para criticarlos y pedirles que se pronunciaran sobre lo que acontece en nuestro Departamento, pero ahora no hay nadie. Ni siquiera para echarle la culpa, porque los pocos que están activos, no sirven para nada.
Y lo que es peor, los congresistas que entraron a remplazar a los de Córdoba ni saben, dónde queda nuestro pueblo.
En fin, cuando el Estado colombiano, en cabeza de los presidentes Belisario Betancur Cuartas, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano, Andrés Pastrana Arango y ahora Álvaro Uribe Vélez dejaron a Córdoba en manos de los grupos ilegales y del narcotráfico, nunca hubo culpables entre ellos. Pero cuando hay que darle a la ‘galería’ unos, qué mejor que encontrarlos entre las propias víctimas: los cordobeses. Que siempre que VOTAN son los mejores ciudadanos de Colombia, pero después del domingo de elecciones, vuelven a ser los mismos de siempre: ‘paracos’, ‘narcos’ y corruptos.
Esta es una muestra más de la desgracia nuestra y de la recontra doble moral que manejan estos cachacos. Esto me hace recordar a esos medios de comunicación nacional que atacaron a Ernesto Samper Pizano y a muchos otros candidatos que tuvieron vínculos con dineros del narcotráfico o del paramilitarismo en sus campañas. Se dieron gusto cuestionándolos, pero qué situación más contradictoria, nunca – esos mismos medios - devolvieron el billete que recibieron por publicidad de esos cuestionados aspirantes. Lo mismo que sucedió con el dinero de la publicidad que pagó durante años DMG.
