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Treinta años que han cambiado vidas, familias y sociedad

Por TOÑO SÁNCHEZ JR.

Decían, hace muchísimos años, en la Asamblea del Gran Bolívar, que Córdoba no podía ser un Departamento porque aquí lo que había era garrocheros, galleros, enlazadores de novillos y peladores de puerco; además, que éramos muy amantes de las corralejas y los fandangos. En pocas palabras, según los cartageneros y unos pocos cordobeses que estaban en contra de la segregación, no servíamos para más nada.

Y podría ser cierta esta severa afirmación, si vemos en retrospectiva que los únicos que tenían la oportunidad de ir a una universidad en esta zona del Gran Bolívar eran los hijos de las pocas familias pudientes que había. Ya que estaban en capacidad de poder costear la estada y estudios superiores de sus familiares en otras ciudades. Esto convirtió a la educación en Córdoba en un bien inalcanzable para la mayoría de cordobeses. Profesionalizarse fue una actividad académica netamente elitista.

Pero muchos prohombres de aquella época sabían que había que trabajar por la educación y no escatimaron esfuerzos para lograrlo. Entre ellos se erigió Elías Bechara Zainún. En una ocasión escribí sobre este extraordinario ciudadano lo siguiente: "El doctor Elías Bechara Zainum encaja perfectamente en esta clase de hombres. Es de esas personas que nos enorgullece saber que es cordobés y que es nuestro paisano. Es un ejemplo de vida para una sociedad que ya no cree en la existencia de prohombres y ciudadanos ejemplares".

Él tiene sobre sus espaldas la creación del primer programa de Derecho en Córdoba, en 1980. Todos decían que esta era "otra locura del doctor Bechara". "Locura" que hoy cumple treinta años y que le ha cambiado la vida a cientos de cordobeses y familias. Fueron 66 estudiantes los que creyeron en él y empezaron en aquel año.

Con la llegada del programa de Derecho se abrieron las oportunidades para todos aquellos estudiantes que soñaban con ser abogados, pero que no tenían la manera ni el dinero para estudiar fuera de la ciudad.

Pero lo más novedoso de todo, en ese momento, fue la forma de pago, tal vez fue la primera universidad en la Costa Atlántica en masificar el crédito para los estudiantes. Don Elías Bechara, al parecer, no conocía las palabras "no", "imposible" y "no se puede". El naciente departamento de Contabilidad no daba abasto para tantas notas contables, abonos y cobros.

No faltaron los gratuitos críticos que menospreciaron la calidad de la facultad de Derecho. Pero con el pasar del tiempo, las pruebas Ecaes y el desempeño de cientos de egresados, muchos desde la rama judicial y otros desde el litigio, demostraron que el programa de derecho está a la altura de cualquier universidad del país.

El primer estudiante graduado en Derecho fue una mujer, Cándida Buelvas de Farah. No necesitó presentar preparatorios porque su promedio de notas fue el más alto. Le siguió Víctor Diz Morales, quien sí tuvo que presentarlos. No podemos dejar de mencionar algunos de los profesores que iniciaron con el programa: Harry Lafont Petro (q.e.p.d), Jaime Márquez Mendoza, Lesmes Corredor Prins, Munir Jaller y Eugenio Giraldo Revueltas.

Tiempo después, los programas de extensión de Derecho también le dieron la oportunidad a un sinnúmero de egresados de la Universidad del Sinú, y de otras universidades del país, de especializarse en diferentes áreas del Derecho. Cátedras y módulos comenzaron a ser dirigidos por magistrados de la Corte Constitucional, Corte Suprema de Justicia y Consejo de Estado. No puede pasar inadvertido que varios de estos profesores fueron tiempo después Fiscal General de la Nación.

Muchos estudiantes, por su desempeño, fueron llevados a altos cargos, como fue el caso de Víctor Diz Castro, oriundo de San Antero, es hoy magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior. Héctor Milanés, de un pueblito llamado Río Cedro, en el municipio de Moñitos, llegó a ser Fiscal Delegado ante la Corte. Luis Jiménez Espitia, de Mata de Lata, en Cotorra, llegó a la Alcaldía de Montería; al mismo cargo llegó León Fidel Ojeda Moreno, de Chinú; y Aníbal Ortíz lo fue por Tierralta. Laureano Benavides Lugo, es Fiscal Delegado ante la Sala Plena del Tribunal Superior de Santa Marta. Mario Anaya Muñoz, es actual Director Seccional de Fiscalías de Córdoba. Todos estos y muchos más se hicieron profesionales a pulso y con mucho sacrificio.

Las mujeres también se han destacado y tal vez más que los hombres. María Victoria Lacouture fue Juez y luego Magistrada de la Sala Familia del Tribunal Superior. Alma Lafont Mendoza, Conjuez del Tribunal Superior y hoy actual Decana de la Facultad de Derecho. Entre las jueces están: Mayra Vargas de Ayúas, Patricia Sajín Puche, Nadia Benítez Vega, Adriana Otero García, Olga Acosta Mesa, Martha Galván Cruz y Sandra Yánez. Hay también fiscales: Gilma Londoño, Esmeralda Issa y María Zeneth Raillo, por mencionar sólo algunas.

Todas las personas que han estado a la altura de este desafío profesional y que no fueron mencionadas, ha sido por razón al espacio de esta columna y por mi culpa, pero todos y todas merecen estar aquí.

Siempre de manera justa se elogia a Elías Bechara como el gestor de todo, pero al lado de él ha estado una gran mujer que merece igual cantidad de elogios y reconocimientos, Saray Castilla de Bechara. Señora en la cual hoy recae toda la responsabilidad de esta inmensa institución académica. Pero por mucha iniciativa que se tenga siempre se necesitará de un equipo de trabajo para lograr los éxitos. Y allí hay otra señora que ha logrado ayudar armar ese equipo, Magaly Cogollo Negrete. Docente esta que sacó el mismo corazón grande de su tierraltera madre, María Cecilia Negrete.

Cuando se hable de la verdadera historia de este Departamento deberá existir siempre un capítulo sobre la llegada del programa de Derecho de la Universidad del Sinú. Porque fue la oportunidad que muchos cordobeses estaban esperando. Hoy hay familias enteras que conocen la prosperidad, y que más al norte llaman sueño americano, porque un visionario tuvo la valentía de hacer realidad una 'locura'. Creo, que el solo hecho de ver que Dios le haya permitido a Don Elías y Doña Saray, poder celebrar, dentro de unos días, 60 años (!!!) de estar juntos, es la verdadera Bendición de agradecimiento por lo que han hecho en el campo de la educación en Córdoba.

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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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