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Qué decir…mejor escribir de Regalías

POR TOÑO SÁNCHEZ Jr.

Tenía la intención de que se abriera un enriquecedor debate, como debería ser con la academia, en especial, con la responsabilidad, así vivan evadiéndola, que tienen las facultades de Comunicación Social con la sociedad, pero no hay con qué ni con quién. El domingo pasado le quitó El Meridiano Cultural la oportunidad a un escritor o artista cordobés de aparecer en una de sus páginas, para dársela a los de la UPB quienes salieron con unas babosadas. Decía un amigo, que muchas veces hay perezosos estudiantes a los que no se les puede despertar de su larga modorra intelectual porque pueden perder el control. No sabía que tuviera tanta razón. Qué error garrafal he cometido. Dijo Bertolt Brecht: “El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal”. Ya ustedes saben que yo no soy ningún criminal. Más bien silencio… que están leyendo y pensando. Tratemos mejor otros temas más importantes, como por ejemplo, el de las regalías. No olvidemos que congresistas cordobeses fueron grandes protagonistas de estas leyes.

Iniciemos con un simple interrogante, tan obvio, pero imposible de cumplir: ¿En qué deben invertirse las regalías? “Los municipios deben destinar el 75% y los departamentos el 60% de los recursos de las regalías a la solución de las necesidades básicas insatisfechas. Por lo tanto, deben utilizarlas en proyectos que permitan a más colombianos tener acceso a los servicios de educación, salud, agua potable y alcantarillado y a reducir la mortalidad infantil. Este destino sólo podrá cambiarse cuando las entidades territoriales alcancen las coberturas mínimas en: educación básica 90%, salud para los más pobres 100%, agua potable 70%, alcantarillado 70% y mortalidad infantil 1%”. *

Se abrió un debate por la reforma a las regalías que cursa en el congreso. En todas las esquinas hay un grupo que defiende el proyecto de ley y otro que está en desacuerdo. Más allá de tener o no la razón considero que lo más importante es lo que viene: el debate.

Para mí la vida tiene una misma lógica en todo, que a veces es tan elemental u obvia, que no la aceptamos y hasta hay momentos que no la queremos entender. Es entonces cuando vienen las grandes discusiones por justificar lo que no se hizo o se hizo, pero mal.

Un padre no le da una fortuna a un hijo disipador. Por qué un Estado tiene que entregarle la riqueza de nuestro suelo, que es de todos los colombianos, a un despilfarrador alcalde, quien malgasta la mayor parte de los recursos en corrupción. Alguien me dijo, a manera de reproche, que ese era el discurso de la gente del interior -“el cuento de la corrupción”- para poder presentar el proyecto ante el país. Me indignó semejante opinión, pero no respondí. Es como si ahora quisieran hacerle creer a uno que el robo a las regalías es mentira, que es un maquiavélico invento nuestro. Que por corrupción no meten a nadie preso en este país, tal vez sólo a los más idiotas, eso muy cierto, pero esa “impunidad pagada” no es razón para decir que la corrupción en tema de regalías es un cuento. Lo que hay que ir pensando es un debate sobre la ‘unión temporal’ o ‘estratégica’ entre fiscales – alcaldes – regalías - jueces. No todos, algunos (???).

A la CVS la crearon en 1973 (Ley 13), desde esa época, hasta la entrada en vigencia de la Ley 36 de 1989 (30 de marzo de 1989), manejó el 100% de las regalías de Córdoba y nada cambió. Esta Ley 36 estableció que la CVS manejaba un 60% de las regalías y los municipios del San Jorge se repartían autónomamente el 40% restante. Y todo siguió igual. Después siguió la Ley 441 de 1994 (28 de junio de 1994), se hizo una nueva distribución y se creó el Fondo Nacional de Regalías. Aquí se dio la más grande alianza de ‘los turcos’, ya que el ponente del proyecto fue Salomón Náder, el presidente del Senado fue Jorge Ramón Elías Náder; y el de la Cámara, José Francisco Jattin Safar. Después siguieron otras reformas, pero todo sigue igual o peor. Las regalías no han sido la redención de desarrollo y esperanza que esperábamos. Pero las necesitamos.

Ahora que han anunciado la gran reforma a las regalías es que van a salir a decir que están acabando con la descentralización, que los pueblos más atrasados van a ser más miserables. Pero si lo han sido siempre, con millones de pesos desfilando por sus narices para regalías y no se han muerto todavía estas comunidades, ¿por qué ahora sí se morirían?

Que la corrupción es una cadena tan larga y que los eslabones más fuertes y grandes están en Bogotá es una verdad que no admite prueba en contrario, pero es que esa no es la discusión ahora. Por qué no salieron a decir todo eso cuando llegaba el ‘botín’, que fue en lo que se convirtieron las regalías. ¿Por qué ahora los lamentos?

Hay municipios en Córdoba que deberían ser, como dicen las señoras, una “tacita de plata” en todo: servicios públicos, educación, salud, seguridad y recreación. Pero están más hundidos en la miseria, por no decir en la indigencia. Y ni escribir de las deudas que tienen y que están respaldadas con recursos de las regalías que aún no han llegado. No hay nada más grato que endeudarse con chequera de cuenta corriente ajena.

Por qué nos cuesta tanto no aceptar que no estábamos preparados para recibir tanto dinero de regalías. Y lo que es peor, no teníamos el suficiente compromiso social para con nuestras comunidades. Las regalías las convertimos en un arma política de guerra, quien estaba conmigo le daba participación y quien se atreviera a ser mi contradictor o crítico le iba mal.

Enseñamos a nuestros ciudadanos a ser mendigos de las regalías, en el sentido de que comenzamos a comprar lealtades con ella. Y quien era ‘leal’ tenía que arrodillarse para recibir su ‘migaja’, porque no se le podía dar todo, ya que después se “independizaba” el subyugado.

Por supuesto que siempre he detestado el centralismo bogotano, pero espero que los congresistas cordobeses, me estoy refiriendo a los que saben hablar y conocen de los temas, no a los que llegaron sólo por burocracia y manejo de subsidios de vivienda, que en los debates que se avecinan ayuden a moldear una ley de regalías que respete la autonomía de los municipios y sus compromisos financieros adquiridos con recursos de las regalías.

El sistema no ha dado resultado y hay que cambiarlo, que de pronto el que venga sea peor que el presente, está en el campo de las posibilidades, pero para eso están los congresistas y los medios, para alertar o dar ideas. Es un interesante debate en que todos los cordobeses deberían estar atentos a él. No nos podemos dejar asustar con el cuento de que no va llegar ni un peso y que vamos a ser más paupérrimos, eso es mentira. Lo cierto es que no va a llegar tanto billete para tumbar. No está mal que llegue una temporada de vacas flacas para la corrupción. Los índices de gestión en saneamiento básico no mienten.

*www.csircolombia.org

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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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