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A los que se han atrevido a invertir en esta ciudad

Por TOÑO SÁNCHEZ JR.
Si bien es cierto que hay que vigilar y escribir sobre lo que hacen o no hacen nuestros servidores públicos, es más obligación todavía resaltar lo bueno de otros ciudadanos que le han apostado al desarrollo de esta ciudad, pero por razones desconocidas los tenemos en el olvido. O a lo mejor, nos hemos acostumbrado a escribir más de lo malo que de lo bueno.
Ver llegar hoy a Montería una gran cadena de almacenes, un hipermercado o una exclusiva tienda de ropa de marca, es lo más de normal. ¿Pero lo era hace 15 ó 20 años? O 25 si quieren irse un poco más atrás. Para esa época nadie daba un peso por esta ciudad y región. Los valientes comerciantes monterianos y cordobeses que existían para aquel entonces, simplemente sobrevivían, por la gracia de Dios, no por las ventas. Todos ellos, y en especial, aquellos que sobrevivieron a esas nefastas épocas se merecen todo tipo de reconocimientos, estamos en deuda con esa gente. Pero hoy sólo quiero referirme a dos inversiones que se hicieron a inicios y mediados de los años 90, que cambiaron la historia de esta ciudad y departamento.
Hay una gran diferencia entre un temerario y un visionario. Para 1992 comenzó en Montería un proyecto de un centro comercial. "No joda, ¿y dónde está la gente que les va a ir?", decían con incredulidad los que escucharon hablar de él. Pero contra toda advertencia comenzó la construcción. No faltaron los problemas: Atrasos, incumplimientos con los bancos porque la gente no compraba locales y hasta un absurdo allanamiento hubo, que asustó a las entidades bancarias. El entonces Banco Central Hipotecario se había quedado con la mayoría de todos los locales. El comentario victorioso de los pesimistas hacía presagiar lo peor: "Yo te lo dije, que esa gente iba a quebrar, los monterianos no están para centros comerciales". Es más, cuando opinaban del área de parqueo, que veían tan grande, decían: "Y de dónde va a salir tanto carro en Montería para parquear allí. Eso parece más bien un gran parqueadero con almacenes". Y uno, al pasar por allí, y ver esa construcción como en obra negra, terminaba como dándole la razón a esta incrédula gente.
Pero es aquí en donde está un ejemplo de perseverancia, valentía y visión, en cabeza de un gran empresario monteriano, que por sus manos han pasado grandes proyectos de desarrollo para esta ciudad. Me refiero a Pedro de Jesús Ojeda Visbal. Quien, literalmente, recogió las cenizas que quedaban del proyecto del centro comercial y convenció a otros, "ingenuos o locos", como los llamaban, para que invirtieran y salvar el proyecto. Si creen que es mentira, y para no ir a cometer una imprecisión, más bien véanlo con sus ojos, allí está hoy Alamedas Centro Comercial. Hay que decirlo, nos guste o no, cambió la vida de miles de monterianos y visitantes de otras regiones. Por primera vez los monterianos empezaron a llamar, una obra de otro, como "nuestro" centro comercial.
Lo reitero, cuando nadie daba un peso por invertir en Montería, Ojeda Visbal, lideró un proyecto que hoy es una gran obra de desarrollo para Montería. Los que llegaron después, como se dice folclóricamente, llegaron en coche. A estos últimos no les tocó romperse las manos como aquellos. Alamedas, acabó con el mito de que esta ciudad no estaba para grandes inversiones. Y tan fue así, que le abrió las puertas de la ciudad a otra serie de inversionistas que le están apostando duro a Montería. Y también hizo que llegara otro centro comercial, que es bienvenido a nuestra ciudad.
Hoy, nuevamente Pedro Ojeda le apuesta al desarrollo de Montería con la construcción de un gran hotel, tipo cinco estrellas, a un lado de Alamedas Centro Comercial. Tendrá 100 habitaciones, un centro de convenciones para 200 personas, salas de reuniones para negocios, restaurante internacional, café-bar y en el último piso piscina, spa y zona de masajes, entre muchos servicios y comodidades. Que generará más de 130 empleos directos.
Este hotel implica la construcción de 90 nuevos locales comerciales y 400 puntos de parqueo que harán parte de Alamedas II. La inversión también beneficia al entorno y los barrios que limitan con el centro comercial.
Que esto es un negocio, nadie lo está negando. Pero no hay nada más agradable que paisanos nuestros se hayan atrevido a creer en nuestra ciudad y a generar empleo. Porque ellos habrían podido invertir en otras regiones con mejores perspectivas de retorno de su capital. Debemos despojarnos de esos sentimientos egoístas y reconocer que hay personas que se la juegan por el desarrollo y que merecen toda nuestra admiración y respeto.
Dirán algunos, pero es que todos los proyectos de Pedro Ojeda no han sido exitosos, eso también en una mínima parte podría ser cierto. Pero en las derrotas está la grandeza de los hombres, así lo afirman los que se han atrevido y han triunfado en grande.
El otro gran proyecto, que de verdad sí cambió, de la noche a la mañana, la historia de este departamento fue este periódico, en donde lee usted ahora esta columna, EL MERIDIANO de Córdoba. Aquí hay un antes y un después.
Con EL MERIDIANO pasa algo muy curioso, muchos y muchas lo odian, pero todos y todas lo quieren leer. Ay donde el periódico no haya llegado a las cinco de la mañana.
Cuando todo empezó nadie daba un peso por el futuro del medio impreso, es más, hasta apostaban por la fecha de cierre. Pero allí estuvo algo que ha estado con todos los negocios exitosos: fe, perseverancia y visión.
Córdoba se asemejaba a una cueva de Rolando antes de la salida de EL MERIDIANO. No existía diferencia entre lo privado y lo público. Se podía hacer lo que viniera en gana. Pero con la llegada del periódico todo cambió. Al punto, que todavía hoy, le temen más a EL MERIDIANO que a la Fiscalía. No debiera ser así, pero es así.
No sé de qué clase de fortaleza está compuesta la familia propietaria de este medio, pero enfrentarse a toda esta lapidaria sociedad monteriana y cordobesa, por mantener en alto, y por más de 16 años, un medio de comunicación como este, se necesita de un tipo de temple, coraje y fortaleza especial, que no todos tenemos. Pero que acompañan siempre a los empresarios emprendedores que se atreven. No todo mundo, desafortunadamente, tiene este tipo de fibra.
Hoy, EL MERIDIANO, ya es de patrimonio compartido, es también una parte de los cordobeses, nos gusten o no los artículos que allí aparecen. No hay cordobés, que esté por fuera de la ciudad, que no tenga entre sus páginas preferidas en internet la de EL MERIDIANO.
No olvidemos cuantos empleos genera, directa e indirectamente, esta empresa editorial. Esto es también generar desarrollo. Los lectores no se imaginan cuántas cosas, han cambiado, para bien, con la llegada de este medio escrito. O piénsenlo de esta otra manera, ¿se pueden imaginar cómo era esto antes sin un periódico?
Estos son sólo dos ejemplos, escogidos por mí, para mostrar cómo, cuando tenemos fe, perseverancia, disciplina, valentía y visión, podemos hacer realidad lo que nos propongamos. Yo estoy seguro que estas personas antes de tener el dinero para realizar estos proyectos, primero soñaron. Por ello, jamás podemos dejar de soñar y de creer, en nosotros mismos y en los demás.
Ellos pudieron hacer realidad sus sueños. No hay nada que impida que los nuestros también sean realidad. Manos a la obra.
Para que Conste. Un respetuoso reclamo al barranquillero Alberto Paternina, administrador de los Cine Colombia de esta ciudad. Los monterianos sí estamos en condiciones de ver buen cine. La película Caballo de Guerra, de Steven Spilberg, no nos va a embrutecer. Ya que usted nos dijo que "no era comercial para los monterianos". Más respeto y consideración con una ciudad que les ha respondido. ansanjr@hotmail.com

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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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