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Esto de algo nos tiene que servir

Por Toño Sánchez Jr.

Es en las dificultades, las calamidades y las tragedias en donde conocemos de qué estamos hechos y de qué somos capaces. Es en esos dolorosos momentos que las verdaderas y valientes sociedades se reinventan para bien. Es el tiempo de la solidaridad no de llorar.

Creíamos, hasta hace unas 72 horas, que el invierno, a pesar de su inclemencia, había tratado con alguna benignidad a los cordobeses. Hasta que supimos que en el Nudo de Paramillo caían (y caen todavía) torrenciales aguaceros, que llegaron al pico histórico de verter al embalse de la Represa de Urrá 4 mil metros cúbicos por segundo. Situación que le arrancó de un tajo a Urrá la capacidad de maniobrabilidad del embalse.

Actualmente el agua embalsada cae al río Sinú por encima del rebosadero de la represa. Hasta ayer, más de mil 800 metros cúbicos por segundo caían al río. Hay que recordar que Urrá cuando opera a toda capacidad, esto es, con las cuatro turbinas, vierte al Sinú solamente 700 m3 x seg.; ya que a partir de 800 m3 x seg. comienza el río a hacer estragos en ciertos puntos.

El embalse de Urrá, hoy, puede almacenar mil 800 millones de metros cúbicos de agua, que de no estar allí embalsados estuvieran en estos momentos en los valles, municipios, fincas, barrios, calles y casas de cordobeses. La situación para Córdoba hoy fuera peor que la del Sur del Atlántico. Digo esto para ratificar que Urrá I si ha servido para controlar en parte al río Sinú.

Sin ser alarmista, estamos en las manos de Dios. Si no deja de llover en la zona del embalse, lo peor está por venir. Es por ello, que debemos estar en constante alerta y pendiente de los reportes de las autoridades autorizadas, como por ejemplo, Urrá y el Ideam. Y obedecer y acatar las recomendaciones y órdenes de los organismos nacionales de emergencia. Aquí hay que hacer una respetuosa petición a esos cuantos periodistas tendenciosos e irresponsables, que se las quieren tirar de sabelotodo, para que no atemoricen a los ciudadanos con análisis y alertas sin fundamento.

También es común, en situaciones como esta, ver que hay una perversa tendencia de buscar culpables y de pasar facturas de cobro. No es el momento de eso, es el tiempo de la solidaridad, del desprendimiento y de la generosidad. Aquí todos los analistas se equivocaron en las proyecciones hidrológicas. El Ideam sí dijo que iba a llover más en diciembre, pero jamás pronosticó qué tanto iba a llover. Además que por eso se llaman pronósticos.

Lo cierto es que esta situación nos ha demostrado que somos un país frágil y sin una infraestructura fuerte y moderna. Este panorama, antes de hacernos llorar, nos debe llevar más bien es a buscar que lecciones nos deja, para empezar a reconstruir un país. No a punta de remiendos como veníamos, sino con obras estudiadas y de gran envergadura. La mayoría de las veces las obras son es para solucionar problemas inmediatos y cuando todo pasa y regresa el problema la obra ya no sirve.

Los cordobeses debemos ir pensando cómo ‘amansamos’ a nuestro gran compañero y amigo, el río Sinú, el responsable de los más prósperos, bellos y feraces valles de Córdoba. No podemos ensañarnos contra él por las inundaciones que está causando, lo que debemos hacer es respetarlo y cuidarlo.

Hasta ahora el único proyecto serio, y que cuenta con algunos estudios técnicos y financieros, es el Proyecto Río Sinú, que antes era conocido como ‘Urrá II’. Con esta obra se podrían embalsar 10 mil millones de metros cúbicos de agua, seis veces más que Urrá I.

Ha llegado la hora de abrir un gran debate sobre este tema. Y debe organizarlo el Gobierno Nacional, ya que este tipo de megaobras sólo las puede pagar el Estado. Y ojala que aquí ese grupúsculo de enemigos del proyecto, se presenten al foro con argumentos técnicos, a decir por qué no debe hacerse. No llegar con el mismo sonsonete de siempre, no porque no.

Nosotros tenemos una ventaja sobre otros Departamentos, en el sentido que aquí ya sabemos que hay que hacer con respecto al río. En otras partes el invierno los cogió de sorpresa y a penas van a pensar cuál será la solución a sus problemas.

Claro está, que mientras los cordobeses piensan en una solución definitiva, hay buscar remedios a corto y mediano plazo, urgentes para el río Sinú. Como son, entre otros, arborizar con bosques de galería las riberas del Sinú, destaponar todos los caños, dragar la desembocadura del río Sinú, recuperar humedales y las zonas de amortiguamiento del río, y reubicar a todas las familias de están en alto riesgo.

Hay que tener en claro que el río Sinú en el pasado hizo estragos también, pero en aquellas lejanas épocas no vivían a sus orillas más de un millón de personas.

En fin, esta es una dolorosa lección, que aunque puede ser más catastrófica, si no deja de llover, tiene a todo el Gobierno Nacional en busca de soluciones definitivas. Por ello hay que elogiar la seriedad con que el presidente Juan Manuel Santos y sus ministros han manejado esta penosa calamidad nacional.

Creo que los cordobeses van a tener en Santos otro presidente amigo. Y no debemos descuidar en apoyarnos en el ministro de Transporte, Germán Cardona, quien en su pasada visita a Montería y Urrá se comprometió a colaborarnos “en todo”. No hay que permitir que estas promesas se conviertan en meras expectativas protocolarias.

Por otra parte, una respetuosa solicitud a la Gobernadora de Córdoba, para que no den permiso para fiestas y corralejas, mientras estemos en esta calamidad. Yo entiendo que muchos alcaldes necesitan darle pan y circo, perdón, solo circo, a sus comunidades, porque de lo primero jamás han dado, pero estamos en unos tristes momentos en donde sólo hay cabida para las fiestas de la solidaridad. Y si no la tenemos hay que aprender a tenerla.

Aprovecho para elogiar la decisión de la administración de esta capital de cerrar la Ronda del Sinú, en especial, el trayecto del Norte. Que se aproveche esta terrible situación invernal para hacer más seguro este nuevo parque lineal que se inauguró recientemente.

Por último, reitero que estamos en la obligación de ser solidarios con nuestros paisanos. No es el momento de cacerías públicas, como pretenden los mismos de siempre. Aquellos que porque no les dieron un contrato o una pauta publicitaria salen ahora, públicamente, sin argumento decente alguno, a cuestionar a empresas y funcionarios.

Estos perversos y resentidos personajes me hacen recordar a una pequeña barra de desadaptados hinchas de fútbol, que se hacían en un rincón de la tribuna sur del estadio del Cúcuta Deportivo, y que se hacían llamar así: “La barra de los mismo hp de siempre”.

No quiero terminar sin sentar mi protesta en contra del editorial de El Meridiano de Córdoba del pasado sábado 18 de diciembre. Ha sido el único medio de comunicación en Colombia y el mundo que ha atacado al presidente Juan Manuel Santos por venir a Montería. Esa posición representa solo a este medio, no a todos los cordobeses. Qué situación más extraña, aquí es donde más patrocinan a funcionarios 'pantalleros'. El alcalde de Montería no puede salir a la calle, porque es foto en primera página. Lo mismo pasa con el de la CVS, el de Comfacor, el de la Universidad de Córdoba y hasta con la Gobernadora. espero que el Gobierno Nacional no le cobre a los cordobeses esta equivocada posición.

Para que conste. Por un terrible error mío y solo mío, de esos que uno comete una sola vez en la vida, maté a una persona que aún está viva. Maté a la mamá de Magaly Cogollo. Magaly, con el corazón en la mano te pido perdón y que en penitencia deseo que Dios llene de salud y de vida a tu señora madre. Feliz Navidad a todos los lectores de esta columna y que Dios los colme de alegría, esperanza y paz interior. ansanjr@hotmail.com


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Montería, Córdoba, Colombia
Periodista colombiano, autor de cuatro libros sobre temas de violencia, corrupción y narcotráfico: - Las crónicas que no me dejaban Contar, 2001 - Crónicas que da miedo contar, 2003. - Qué conste, 2005. - El hijo del ajedrecista, 2007. - VIVIR... mi ocupación favorita, 2010. - Historias que a nadie le gusta publicar, 2009.
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