Por Toño Sánchez Jr.
La llegada del “Gigante” Makro, como lo anuncia pomposamente su campaña publicitaria, ha estado más llena de desaciertos, y hasta de abusos contra la comunidad del barrio Los Ángeles, que de Responsabilidad Social.
Aquí la Administración Municipal, como debe ser, le entregó todas las facilidades a este almacén para que abriera su sede en esta ciudad. Con el único fin de ofrecer a los monterianos sus servicios, que en otras ciudades califican de excelentes. Pero el desarrollo no puede acabar o resquebrajar, siquiera, el bienestar de los demás, así estos vivan en un simple barrio clase media.
Todos los entendidos en temas de urbanismo siempre recomendaron que en ese sector de Montería no se debía dar permiso para la construcción de nuevos hipermercados. Las razones eran varias, entre las que estaban la falta de vías y la no claridad del POT en lo que tiene que ver con este tipo de obras en zonas residenciales.
El lote en donde se construyó este almacén era uno conocido como la ‘Remonta de la Policía’, que había sido donado, hace muchísimos años, a esta institución. Hasta la fecha los monterianos no saben qué tipo de rápida negociación se hizo para que allí, de la noche a la mañana, se construyera Makro.
Comenzaron las obras sin ni siquiera colocar un aviso que informara qué y quién estaba construyendo allí. Taparon los canales, para reconstruir el de ellos, sin importarles que todas las aguas represadas corrieran para La Villa Deportiva y la inundaran por más de un mes. Levantaron las vías a la altura de la Avenida Circunvalar, con lo que cambiaron el curso normal de las aguas pluviales.
No indaguemos por el ‘Amarravaca’ que hizo el alcalde con ellos, al ‘solicitarle’ que le tuvieran en cuenta las hojas de vida de sus recomendados. Sólo los que estaban ‘empadronados’ en el grupo político de su madre tuvieron la primera opción de trabajo, condenando a todos los monterianos ‘libres’, los que no tienen padrinos políticos, a tener al menos una esperanza laboral. No faltaran los infames perversos que digan que lo importante es “estar en la rosca”.
Pero a Makro sólo le faltaba la conexión al sistema de alcantarillado. Resulta que se fueron por la más fácil, conectarse al del barrio Los Ángeles.
Este es un sector netamente clase media de Montería, en su mayoría viven personas trabajadoras y profesionales, que con mucho esfuerzo decidieron venirse a vivir a un estrato mayor. Los dueños de casas fueron los que, DE SU BOLSILLO, pagaron toda la construcción de la red de alcantarillado de su barrio. Estas casas, que muchos llaman una “caja de fósforo”, tienen un sistema de alcantarillado acorde a sus áreas construidas. Hasta las calles son angostas, no tienen de ancho la dimensión de una vía normal.
Makro empezó los trabajos para conectarse allí, pero los residentes se lo impidieron, con el argumento cierto de que el sistema colapsaría porque no fue diseñado para manejar descargas como las que tiene un hipermercado.Entonces Makro construyó un inmenso manjol a donde llegan todos sus desechos líquidos. Todos los días, para evitar que se les rebose, lo desocupan. Conectan una manguera a una motobomba y echan todo su contenido a un lote baldío que está detrás de Makro y del barrio Los Ángeles.
Los pestilentes olores, los criaderos de moscas y zancudos no se hicieron esperar, situación que atenta contra la salud de todos los residentes de este sector y de los barrios aledaños. Hasta la tranquilidad de estos monterianos se ha alterado, ya que ni siquiera pueden sentarse en sus terrazas, porque los malos olores que expele el botadero de Makro se los impide.
Estoy seguro que Makro no les hace esto a los ciudadanos de otras ciudades, en donde tiene almacenes. ¿Dónde está la responsabilidad social de Makro para con los monterianos y para con sus vecinos de barrio?
Es una verdadera vergüenza que las autoridades monterianas permitan todo este tipo de abusos. A lo mejor no tienen cara para reclamar.
